Es bueno caminar descalzo? beneficios y riesgos para tu postura

Alguna vez te has preguntado si caminar descalzo es bueno para tu salud? Cada vez más personas practican el “barefoot walking”, ya sea por casa, en la playa o incluso por la montaña. Pero, ¿es realmente tan beneficioso como dicen? ¿Puede afectar a tu postura o causarte problemas?

Desde Fisioterapia Velázquez, te lo contamos con base en estudios y experiencia clínica.

 

Caminar descalzo: un hábito ancestral

Caminar sin calzado no es una moda nueva: es lo que ha hecho el ser humano durante miles de años. Sin embargo, la vida moderna nos ha acostumbrado al uso constante de zapatos, muchos de ellos con suelas rígidas, poca flexibilidad o incluso tacón, que alteran la forma natural de pisar.

Cuando volvemos a caminar descalzos, el cuerpo reacciona. Pero… ¿cómo?

 

Beneficios de caminar descalzo

1. Activa los músculos del pie y mejora el equilibrio

Al caminar descalzo, se estimulan los más de 100 músculos, ligamentos y tendones del pie. Esto fortalece la musculatura intrínseca, mejora el control postural y el equilibrio, algo que puede prevenir caídas, sobre todo en personas mayores. Según un estudio publicado en Gait & Posture (2018), caminar descalzo activa más músculos estabilizadores del tobillo y el arco plantar que caminar con calzado convencional.

2. Favorece una pisada más natural

Al eliminar el calzado, el apoyo tiende a ser más completo y progresivo: se reparte mejor el peso corporal, y eso tiene efecto en rodillas, caderas y espalda. Esto puede ayudar a corregir ciertos patrones posturales adquiridos con el uso de calzado inadecuado.

3. Previene callos, ojos de gallo y otras molestias frecuentes

Cuando la pisada se realiza de forma más natural y sin presión puntual del calzado, se reduce la aparición de durezas, callos o los molestos ojos de gallo que suelen desarrollarse por fricción o presión inadecuada. Esta es una de las razones por las que muchas personas se interesan por el uso progresivo del calzado barefoot.

Este tipo de zapato imita la sensación de ir descalzo, pero protege el pie. Tiene una suela muy fina, sin amortiguación ni elevación del talón, y permite que el pie se mueva de forma natural. Eso sí, no se recomienda empezar a usarlo de forma brusca: lo ideal es introducirlo poco a poco, alternando con calzado convencional, para que el cuerpo se adapte y evitar sobrecargas.

 

¿Y los riesgos?

1. Fascitis plantar o sobrecargas si hay debilidad

Pasar de un día para otro a caminar descalzo durante horas puede causar dolor en el arco del pie o talón. Esto se debe a que, si la musculatura del pie no está preparada, aparece una sobrecarga. Aquí es donde la fisioterapia puede ayudarte a hacer una transición segura y progresiva.

2. Pies planos o alteraciones biomecánicas preexistentes

Si tienes el arco del pie muy caído o alguna alteración en la pisada, caminar descalzo puede agravar el problema. No se trata de evitarlo por completo, pero sí de hacerlo con supervisión y adaptando los tiempos.

3. Lesiones por impacto o cortes en exteriores

En superficies duras o irregulares (como el asfalto, piedras o bosque), hay mayor riesgo de pisar mal, clavarte algo o provocar una sobrecarga en la musculatura posterior de la pierna, especialmente si no estás acostumbrado.

 

Entonces… ¿Es recomendable o no?

, pero con matices. Caminar descalzo es beneficioso en contextos seguros, como en casa o sobre superficies naturales blandas, y si no hay patologías importantes en el pie. También es importante adaptar poco a poco el tiempo que lo haces, y combinarlo con ejercicios de movilidad y fortalecimiento.

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