La fibromialgia, según la OMS que la reconoció como enfermedad en el año 1993, es una patología reumática y crónica de origen desconocido. Se caracteriza por dolor musculoesquelético generalizado y constante y una larga lista de otros síntomas asociados como fatiga crónica, alteraciones del sueño, pérdida de memoria, falta de concentración, cefalea o depresión, entre otros. 

Es una enfermedad que por lo complicado que es diagnosticarla se la conoce también como la enfermedad fantasma, ya que no se conoce su origen y no existe ninguna alteración física que explique los síntomas que produce. Una de las teorías más aceptadas hasta el momento por los expertos es que se trata de una enfermedad de origen neurológico que altera la percepción del dolor, aunque no está demostrado.     

Pero, la realidad de la fibromialgia es que es una enfermedad que no tiene cura conocida y que las personas que la padecen tienen que enfrentarse a un trastorno que afecta gravemente a su calidad de vida y en muchas ocasiones a la doble carga de la incomprensión y el rechazo. 

Cómo tratar la fibromialgia

Debido a que la fibromialgia es una enfermedad que no tiene solución definitiva, lo más importante, aunque suene a tópico, es aceptarla y aprender a vivir con ella, intentar conocer las causas que desencadenan los brotes intensos y tratar los síntomas para mejorar el dolor y la calidad de vida de los pacientes.

Aprender a vivir con fibromialgia

Un paso muy importante es aceptar el cambio que supone vivir con la enfermedad y adaptar el estilo de vida para hacer la enfermedad más llevadera y tratar de evitar las crisis intensas de dolor. 

Llevar una alimentación equilibrada y saludable evitando en la medida de lo posible los alimentos ultraprocesados, practicar algún deporte regularmente, evitar sustancias nocivas como el alcohol y el tabaco, e intentar dormir bien en la medida de lo posible son recomendaciones que harán la fibromialgia más llevadera. 

Otro factor importante es encontrar apoyo, ya que la fibromialgia es una enfermedad que no todos entienden, en ocasiones se tacha a los enfermos de paranoicos, perezosos o maniáticos y este trato injusto repercute negativamente en el estado emocional agravando los síntomas y causando falta de autoestima y depresión.

Es fundamental poder contar con alguien que entienda y apoye a la persona afectada, sobre todo en los momentos de crisis, cuando más aprieta el dolor y flaquea la fuerza de voluntad para sobrellevarlo.

La importancia de la fisioterapia como terapia en la fibromialgia

Contar con la fisioterapia como tratamiento terapéutico para aliviar el dolor y tratar los síntomas derivados de ella, es una de las mejores opciones para conseguir una sustancial mejora en la calidad de vida en los pacientes con fibromialgia. 

El fisioterapeuta, en función de cada paciente y su grado de afectación, hace una valoración y pone en práctica el tratamiento adecuado, con sesiones personalizadas a través de las técnicas que considera oportunas para conseguir aliviar al máximo el dolor y mejorar su calidad de vida. Estas terapias pueden ser masajes, terapias de calor, hidroterapia, electroterapia, ejercicios de estiramientos u otros específicos para mejorar la circulación sanguínea y fortalecer la musculatura.

Cabe recordar que la fibromialgia es una enfermedad crónica y debe ser diagnosticada por un médico especialista que lleve un seguimiento de la misma, y estos tratamientos se deben sumar al resto de tratamientos necesarios pautados por el especialista.

Aunque la fibromialgia no desaparezca, se puede conseguir suavizar el dolor y una mejor calidad de vida con la ayuda de la fisioterapia, el tratamiento farmacológico adecuado y sobre todo con fuerza de voluntad para luchar contra la enfermedad con actitud positiva.  

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