pie plano en la infancia: ¿Cuándo es normal y cuándo conviene acudir al fisioterapeuta?

Los pies de los niños cambian constantemente durante los primeros años de vida, y uno de los temas que más preocupan a madres y padres es el famoso “pie plano”. ¿Es realmente un problema? ¿Cuándo hay que intervenir? ¿Puede la fisioterapia ayudar?

 

¿Qué es el pie plano?

El pie plano se refiere a la falta de arco plantar, lo que da la apariencia de que toda la planta del pie está en contacto con el suelo. En bebés y niños pequeños, esto es completamente normal. De hecho, la mayoría nacen con los pies planos debido a la presencia de tejido graso en la planta del pie y la inmadurez del sistema musculoesquelético.

 

¿Cuándo es normal?

En general, hasta los 4 o 5 años, el pie plano es fisiológico. Es decir, es parte del desarrollo natural. A medida que el niño crece y gana fuerza en sus músculos y ligamentos, el arco del pie comienza a formarse de manera progresiva. Caminar descalzo en superficies seguras, jugar y moverse libremente son actividades que favorecen este desarrollo.

 

¿Cuándo empezar a preocuparse?

A partir de los 6 años, si el arco del pie sigue sin desarrollarse, puede considerarse un pie plano persistente. No todos los casos requieren tratamiento, pero hay señales que conviene observar:

  • Dolor al caminar o correr.

  • Fatiga frecuente en piernas y pies.

  • Torpeza al caminar o caídas frecuentes.

  • Desgaste anormal del calzado.

  • Posturas compensatorias, como caminar con los pies hacia adentro.

Si alguna de estas situaciones está presente, lo ideal es consultar con un fisioterapeuta especializado en pediatría.

 

¿Qué puede hacer la fisioterapia?

Un fisioterapeuta puede valorar si el pie plano es flexible (es decir, el arco aparece cuando el niño se pone de puntillas) o rígido. En los casos de pie plano flexible sin dolor, muchas veces basta con observar. Pero si hay molestias, desequilibrios o limitaciones funcionales, el tratamiento puede incluir:

  • Ejercicios de fortalecimiento del pie, tobillo y pierna.

  • Mejora de la propiocepción (la conciencia corporal), muy útil en niños que tropiezan o se caen con frecuencia.

  • Terapias manuales para mejorar la movilidad de las articulaciones.

  • Consejos sobre calzado, sin recurrir directamente a plantillas si no son necesarias.

En algunos casos, especialmente si hay dolor, el fisioterapeuta puede derivar al podólogo infantil para una valoración conjunta.

 

¿Y las plantillas?

El uso de plantillas ortopédicas en niños es un tema debatido. No todos los casos las requieren, y deben ser indicadas tras una valoración profesional. En muchos casos, el trabajo activo con fisioterapia tiene resultados igual o más efectivos que el uso pasivo de una plantilla.

 

Lo que puedes hacer en casa

  • Fomenta que camine descalzo en superficies naturales (arena, césped, goma eva).

  • Juegos como recoger objetos con los dedos del pie o caminar sobre una cuerda pueden ser muy beneficiosos.

  • Evita el calzado excesivamente rígido. Un zapato con suela flexible y buena sujeción suele ser suficiente.